Hablar de género en la sociedad actual,
sobre todo la occidental, supone hablar de cambios. Durante las últimas décadas
se han tratado de obrar cambios tanto en los sistemas locales como en los
internacionales para que las mujeres tengan mayor voz y palabra. Algunos de
estos cambios han tenido efectos positivos, como el reconocimiento de que los
Derechos Humanos (ya no Derechos del hombre) incluyen y no pueden existir sin
el reconocimiento e implementación de los derechos de las mujeres.
Sin embargo, la equidad de género
no se ha alcanzado en ningún lugar del planeta y debido a que los roles de
género siguen teniendo un alto peso en todas las sociedades. Hablar de género supone hablar de una relación epistemológica de
distancia. Y es que la relación entre lo femenino y lo masculino es una relación
de poder que se ha construido a partir de la visión masculina de lo femenino
como objeto y no sujeto. Se define aquí el poder como “el acto de hacer sin consultar
el hecho; de operar sobre el mundo sin preguntarle su opinión” (Fernández
Christlieb) La historia se ha escrito desde el punto de vista masculino y en la
mayoría de las sociedades del mundo los roles de género están basados en la subordinación de los femenino a lo
masculino.
El dilema está en
la transformación de dicha epistemología de poder y distancia, en una
epistemología de encantamiento, en la cual ambos sexos sean sujetos. Un nuevo
problema surge entonces, ¿Cómo modificar esta carga social y comunitaria que ha
estado presente durante siglos? Conjunto a esta pregunta surgen muchas otras
que se habían planteado con anterioridad y que tienen que ver con las ideas y
las creencias según el reconocido filósofo Ortega y Gasset.
Ortega y Gasset explica sobre las
creencias que “No llegamos a ellas tras una faena de entendimiento, sino que
operan ya en nuestro fondo cuando nos ponemos a pensar sobre algo” (Ortega y
Gasset). Así pues, son cosas que damos por hecho. Son las ideas sobre las
cuales vivimos y que según Ortega y Gasset no se ponen en duda. Entonces ¿Los
roles de género son creencias? Esto explicaría porque durante tantos años se haya dado por hecho la inferioridad
de las mujeres ante los hombres. Pero esto también supone preguntarse el cómo
cambiar las creencias.
Paulina Casillas, en la entrada
titulada “Pensaba que creía hasta que lo pensé” en su blog Y así está la cosa (https://breakmuppet.wordpress.com/2014/08/31/pensaba-que-creia-hasta-que-lo-pense/#comments)
opina que “no es posible modificar nuestras creencias pero sí que cambien; es
decir, el término modificar para mí es algo consiente donde cambias uno o
varios aspectos sobre algo específico a conveniencia, pero esto no es posible
si no sabes en concreto que es lo quieres cambiar (en este caso las creencias).
No obstante el cambio no tiene que ser consiente este simplemente se puede dar.”
Sin embargo, en cuestión de género
es necesario que se sea consciente de lo que se desea cambiar. Para lo cual se
deben de realizar varias preguntas al respecto. Como ejemplo ¿Qué se quiere
lograr al cambiar los roles? ¿Cómo se puede lograr la igualdad sin generar
inestabilidades en las sociedades y las
costumbres? Y además ¿Cómo lograr el
cambio en sociedades o culturas condicionadas por creencias religiosas?
Para estudiar la idea de la
dificultad presente al tratar con las creencias religiosas tomaremos la definición
de conocimiento religioso presente en el texto de Mayagoitia Gonzalez, et al. sobre
los tipos de conocimiento. El conocimiento religioso es aquel “basado en un
dogma de fe (…) donde no se exige la comprobación de éste y por supuesto donde
no se acepta la duda. Todo es producto de una fuerza espiritual superior o
divina”.
El problema inicial que se
encuentra con las creencias religiosas es si es posible definirlas como “conocimiento”,
al respecto John Locke menciona que “la
fe, en cambio, es el asentimiento que otorgamos a cualquier proposición que no
esté fundada en deducción racional”, por lo anterior este filósofo no incluye a
la fe y a los dogmas religiosos dentro de sus clasificaciones de conocimiento. Al
contestar dicha pregunta Mafer Fernandez en su entrada sobre los tipos de
conocimiento en su blog Conocimiento y Cultura opina que la religión sí es
conocimiento que simplemente no se ha comprobado. Como ella dice “La religión
está ahí sin poder mostrar pruebas porque no se han buscado lo suficiente y por
otro lado la apuesta de Pascal, que lo complementaría totalmente. Fuera o no un
conocimiento la religión por qué no dudar de ella.” (http://cycmaferfglez.blogspot.com/2014/09/semana-3-la-posibilidad-del.html?showComment=1411926349509#c6811919748936690264)
El segundo problema inherente a
las creencias religiosas es esta característica que impide dudar de ellas. Esto
establece la resistencia al cambio que en muchas ocasiones es determinante a la
hora de las modificaciones sociales. Muchas veces, esta resistencia se muestra
con el surgimiento de radicalismos que crean problemas distintos y de gran impacto
en las sociedades donde se está gestando el cambio. Es importante entonces que el
cambio en cuanto a la epistemología de roles de género no se trate de imponer de manera coercitiva, sino que sea un
proceso que permita el cambio desde debajo de las instituciones tanto religiosas
como políticas y sociales.
Y no es solo que el cambiar las
ideas de los roles de género y de la superioridad masculina sobre la femenina
suponga un cambio liberador para las mujeres. En realidad, supondría un cambio
liberador sobre ambas partes, pues el sexo masculino también se encuentra
esclavizado por los estándares que tiene que cumplir.
Como menciona Bernardo Paramo Ortega
en el Foro sobre Género “Desde un inicio nos predisponen y nos enseñan a que el
color rosa siempre será un distintivo para las niñas y el color azul para los
varones. Y hasta la misma sociedad en que vivimos nos hace mal interpretar si
llegamos a ver a algún ente masculino con un color rosa o a un ente femenino
con un color azul.” (http://cursos.iteso.mx/mod/forum/discuss.php?d=93469).
En la misma línea y refiriéndose a los estereotipos y juguetes impuestos a las
niñas Michelle Lazaro Saucedo menciona “Para mí esto es un enseñarnos desde
chiquitas a como ser buenas amas de casa, buenas esposas y hacer lo que se
espera de una mujer como hace mil años. Siento que nos preparan para que
cocinemos perfecto, cuidemos a los niños y seamos dulces siempre. En cuanto a
los juguetes de niños, creo que son mucho más "rudos" y que también
reflejan lo que un esposo debería de ser.” (http://cursos.iteso.mx/mod/forum/discuss.php?d=94181)
Desde una perspectiva
completamente diferente, Paulina Casillas menciona que “nuestra mente es todo
un campo libre en donde no existen caminos ni maneras específicas de hacer las
cosas, las posibilidades son infinitas” (https://breakmuppet.wordpress.com/)
esto haciendo referencia a las escrituras de Tony Buzan. Si se percibe de esta
manera entonces sí es posible modificar nuestras creencias a partir de nuevos
estándares y de nuevas realidades.
El problema epistemológico del
género ha sido ampliamente tratado por varios autores, entre ellos Martha
Leñero en su libro Tercera llamada:
orientaciones de género para la vida cotidiana (2010). En éste, Martha
menciona que la modificación de los roles de género “implica transformar las
relaciones de género desiguales, es decir, las relaciones entre mujeres y
hombres basadas en la atribución arbitraria para unas y otros de
comportamientos, habilidades, expectativas y toda una serie de imperativos de
género que asignan y dictan—de manera desigual e injusta – un lugar en el
mundo.”
Así pues, el distinguir y empezar
a modificar, en nuestras actitudes y
acciones lo que consideremos como roles de género que implican
relaciones de desigualdad y distancia, tendrá el potencial de generar un cambio
en nuestros pensamiento y más tarde en nuestras creencias y por lo tanto las
creencias de las generaciones futuras.
Referencias:
La filosofía en el bachillerato.
La filosofía de Locke. El conocimiento: niveles y tipos de conocimiento.
Disponible en: http://www.webdianoia.com/moderna/locke/locke_fil_conoc.htm
Leñero Llaca, Marta. (2010) Tercera
llamada: orientaciones de género para la vida cotidiana. PUEG-UNIFEM. México.