La creencia del cuestionar con el pensamiento

¿Cuántas veces hemos actuado siguiendo creencias cuya procedencia no entendemos?

¿Cuántas veces nos hemos visto restringidos de hacer lo que queremos debido a  ideas que nos limitan?

¿Cuántas veces hemos dado por hecho algo que en realidad, no ha sido siempre así?

¿Cuántas veces nos hemos planteado el revisar TODO aquello en lo que CREEMOS por medio de lo que PENSAMOS?

¿Cuánto de aquello que CREEMOS en verdad ES?

Creer no es lo mismo que pensar. Eso es claro. Pero ¿cuánto de lo que pensamos viene de lo que creemos,  y de dónde viene aquello en lo que creemos? ¿Son ideas como los roles de género, pensamientos colectivos que poco a poco de van instaurando en las creencias personales? ¿Pueden las ideas de estándares de belleza instaurarse en las creencias hasta que lleguen a ser incuestionables?
Hay creencias que nos esclavizan. Creencias  cuya procedencia no escogimos, pues provienen de nuestro alrededor, de la forma en que fuimos criados, de la sociedad en la que vivimos. Pero también hay pensamientos que nos pueden liberar.
Vivimos en un tiempo donde las ideas personales facilmente se pueden compartir y llegar a ser colectivas, donde una revision de las creencias compartidas puede llevar a un cambio en éstas, donde podemos negarnos a creer aquello que nos es impuesto.
Vivimos en un tiempo donde se cree en lo positivo de la toma de conciencia. Donde el cuestionamiento de todo lo impuesto se ha vuelto un deber a la hora de lograr ser verdaderamente ciudadano.
Vivimos en un tiempo nuevo, donde las creencias son cuestionables y modificables, donde la creencia de la importancia de los pensamientos e ideas personales se vuelve cada vez más colectiva.

Y claro, las ideas aquí expuestas son cuestionables, y eso es bueno... pues ¿Qué sería de un mundo donde las creencias y pensamientos no fueran finitos?