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"Cualquier tonto puede saber. El punto es entender" -Einstein

lunes, 20 de abril de 2015

El Caso Yerodia Ndombasi

            


La Corte Internacional de Justicia (CIJ) ha resuelto diversos casos y uno de ellos es especialmente interesante. Se trata de una denuncia que realizó la República Democrática del Congo (RDC) contra Bélgica en el 2000. En el mes de abril del mismo año, un juez belga ordenó la detención del entonces Ministro de Relaciones Exteriores del Congo, el señor Abdulaye Yerodia Ndombasi. Al Ministro se le acusaba de haber cometido e incitado crímenes contra la humanidad y contra los Convenios de Ginebra de 1949 durante la revuelta de tropas rebeldes, después del golpe de Estado de 1997 en la RDC (Corte Internacional de Justicia 2002).

Congo exigió que la orden de arresto contra Yerodia se nulificara. La RDC se basó en dos argumentos esenciales. El primero era “el principio de que un Estado no puede ejercer su autoridad en el territorio de otro Estado” (Corte Internacional de Justicia 2000) y el segundo residía en el hecho de que, como Ministro de Relaciones Exteriores, Yerodia tenía inmunidad diplomática (Corte Internacional de Justicia 2002).

 Según una ley belga de 1999 titulada “Ley relacionada con el castigo a graves violaciones a la ley humanitaria internacional” (International Justice Court 2000), las cortes de este país tienen jurisdicción respecto a  estas violaciones donde sea que se hayan cometido, sin ser necesario que la persona acusada se haya encontrado en territorio belga. Además, esta legislación también establece que toda inmunidad diplomática u oficial no afectará la aplicación de la ley (Corte Internacional de Justicia 2000).

            En febrero de 2002, la Corte finalmente dictó el Fallo. A continuación, la cita directamente del documento de la CIJ:
            “Al dictar y difundir internacionalmente la orden de detención del 11 de abril de 2000 contra el Sr. Abdulaye, Bélgica cometió una violación respecto de la República Democrática del Congo de la norma del derecho internacional consuetudinario referente a la inviolabilidad y la inmunidad absolutas de actuaciones penales de los Ministros de Relaciones Exteriores en el desempeño de sus funciones; al hacerlo, Bélgica infringió el principio de la igualdad soberana de los Estados.” (Corte Internacional de Justicia 2002: 213)

            La reparación que la Corte dicta como necesaria tras el veredicto, es la anulación o cancelación por parte de Bélgica de la orden de arresto y la notificación a todas las autoridades a las cuales fue difundida (Corte Internacional de Justicia 2002).

            Como opinión personal, el veredicto dado por la Corte y las reparaciones exigidas fueron  acertadas. La doctrina internacional está  repleta de casos en los que, tanto la inmunidad de oficiales, como el principio de no intervención han sido desestimados a la hora de juzgar a criminales de guerra. Un ejemplo es el caso de Pinochet, otros más los proveen juicios a militares tras la Segunda Guerra Mundial como el de Adolf Eichmann (Zuppi 2003).

            Sin embargo, en este caso en particular nos parece muy delicado que una nación súbitamente genere órdenes de arresto contra ciudadanos de otra. Primeramente, la orden se realizó durante el tiempo de Yerodia como Ministro de Relaciones Exteriores, por lo que su trabajo se veía impedido por ésta. Ciertamente se corre el riesgo de caer en la impunidad, sobre todo en países donde las instituciones políticas y judiciales no son  muy funcionales, como lo es el caso de la RDC.

El punto anterior nos conduce a nuestra segunda objeción, algo que Zuppi, en su escrito sobre el caso, llama la “jurisdicción universal” (Zuppi 2003). Cuando la orden de detención se anunció, Yerodia no se encontraba en territorio belga, tampoco había afectado directamente a nacionales de ahí y finalmente, ninguna corte o tribunal internacional había ordenado su juicio. Existe un gran peligro en la atribución de este poder a Estados particulares debido a que se puede prestar a abusos de poder y violaciones de soberanía, sobre todo cuando se trata de países poderosos ejerciéndolo sobre países menos privilegiados. Además, nada asegura que las órdenes de arresto o extradición hayan sido realizadas contando con información verídica y suficiente como para justificar un arresto a supuestos criminales.

Tanto la pérdida de la inmunidad como la jurisdicción de cortes extranjeras deben de prevalecer solo cuando sean respaldadas por tribunales de justicia internacionales.  De continuar la sospecha de los crímenes de Yerodia, nos parece que una investigación por parte de la Corte Penal Internacional podría justificar su futuro arresto y juicio en un país extranjero.

Asimismo la acusación sobre crímenes contra la humanidad se encuentra fundamentada en el estatuto del Tribunal Militar Internacional, donde se dio a conocer este término, así como en el Estatuto de Roma. Por otro lado, la suerte que corrieron los heridos y enfermos de las fuerzas armadas, los prisioneros de guerra y los civiles que se encontraban ahí en el momento del conflicto, está fundamentada en los Convenios de Ginebra de 1949, los cuales son una parte importante del derecho humanitario internacional.

Referencias:
Corte Internacional de Justicia. (2002). Resúmenes de los fallos, opiniones consultativas y providencias de la Corte Internacional de Justicia 1997-2002. Naciones Unidas. Disponible en http://www.icj-cij.org/homepage/sp/summary.php
International Justice Court. (2000). Application Instituting Proceedings. Arrest Warrant of 11 April 2000. International Justice Court. Disponible en http://www.icj-cij.org/docket/index.php?p1=3&p2=3&k=36&case=121&code=cobe&p3=0
International Justice Court. (2002). Arrest Warrant of 11 April 2000 (Democratic Republic of the Congo v. Belgium)(Merits). International Justice Court. Disponible en http://www.icj-cij.org/docket/index.php?p1=3&p2=3&k=36&case=121&code=cobe&p3=5

Zuppi, Alberto Luis. (2003). Immnunity v. Universal Jurisdiction : The Yerodia Ndombasi Decision of the International Court of Justice. Louisiana Law Review. 63,2. Disponible en http://digitalcommons.law.lsu.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=5973&context=lalrev

domingo, 30 de noviembre de 2014

Cuestión de Género, Cuestión de Ética, Cuestión de Conocimiento

Hablar de género en la sociedad actual, sobre todo la occidental, supone hablar de cambios. Durante las últimas décadas se han tratado de obrar cambios tanto en los sistemas locales como en los internacionales para que las mujeres tengan mayor voz y palabra. Algunos de estos cambios han tenido efectos positivos, como el reconocimiento de que los Derechos Humanos (ya no Derechos del hombre) incluyen y no pueden existir sin el reconocimiento e implementación de los derechos de las mujeres.

Sin embargo, la equidad de género no se ha alcanzado en ningún lugar del planeta y debido a que los roles de género siguen teniendo un alto peso en todas las sociedades.  Hablar de género supone  hablar de una relación epistemológica de distancia. Y es que la relación entre lo femenino y lo masculino es una relación de poder que se ha construido a partir de la visión masculina de lo femenino como objeto y no sujeto. Se define aquí el poder como “el acto de hacer sin consultar el hecho; de operar sobre el mundo sin preguntarle su opinión” (Fernández Christlieb) La historia se ha escrito desde el punto de vista masculino y en la mayoría de las sociedades del mundo los roles de género están basados  en la subordinación de los femenino a lo masculino.

El dilema  está en  la transformación de dicha epistemología de poder y distancia, en una epistemología de encantamiento, en la cual ambos sexos sean sujetos. Un nuevo problema surge entonces, ¿Cómo modificar esta carga social y comunitaria que ha estado presente durante siglos? Conjunto a esta pregunta surgen muchas otras que se habían planteado con anterioridad y que tienen que ver con las ideas y las creencias según el reconocido filósofo Ortega y Gasset.

Ortega y Gasset explica sobre las creencias que “No llegamos a ellas tras una faena de entendimiento, sino que operan ya en nuestro fondo cuando nos ponemos a pensar sobre algo” (Ortega y Gasset). Así pues, son cosas que damos por hecho. Son las ideas sobre las cuales vivimos y que según Ortega y Gasset no se ponen en duda. Entonces ¿Los roles de género son creencias? Esto explicaría porque durante  tantos años se haya dado por hecho la inferioridad de las mujeres ante los hombres. Pero esto también supone preguntarse el cómo cambiar las creencias.

Paulina Casillas, en la entrada titulada “Pensaba que creía hasta que lo pensé” en su blog Y así está la cosa (https://breakmuppet.wordpress.com/2014/08/31/pensaba-que-creia-hasta-que-lo-pense/#comments) opina que “no es posible modificar nuestras creencias pero sí que cambien; es decir, el término modificar para mí es algo consiente donde cambias uno o varios aspectos sobre algo específico a conveniencia, pero esto no es posible si no sabes en concreto que es lo quieres cambiar (en este caso las creencias). No obstante el cambio no tiene que ser consiente este simplemente se puede dar.”
Sin embargo, en cuestión de género es necesario que se sea consciente de lo que se desea cambiar. Para lo cual se deben de realizar varias preguntas al respecto. Como ejemplo ¿Qué se quiere lograr al cambiar los roles? ¿Cómo se puede lograr la igualdad sin generar inestabilidades en las sociedades y  las costumbres?  Y además ¿Cómo lograr el cambio en sociedades o culturas condicionadas por creencias religiosas?
Para estudiar la idea de la dificultad presente al tratar con las creencias religiosas tomaremos la definición de conocimiento religioso presente en el texto de Mayagoitia Gonzalez, et al. sobre los tipos de conocimiento. El conocimiento religioso es aquel “basado en un dogma de fe (…) donde no se exige la comprobación de éste y por supuesto donde no se acepta la duda. Todo es producto de una fuerza espiritual superior o divina”.

El problema inicial que se encuentra con las creencias religiosas es si es posible definirlas como “conocimiento”, al respecto John Locke  menciona que “la fe, en cambio, es el asentimiento que otorgamos a cualquier proposición que no esté fundada en deducción racional”, por lo anterior este filósofo no incluye a la fe y a los dogmas religiosos dentro de sus clasificaciones de conocimiento. Al contestar dicha pregunta Mafer Fernandez en su entrada sobre los tipos de conocimiento en su blog Conocimiento y Cultura opina que la religión sí es conocimiento que simplemente no se ha comprobado. Como ella dice “La religión está ahí sin poder mostrar pruebas porque no se han buscado lo suficiente y por otro lado la apuesta de Pascal, que lo complementaría totalmente. Fuera o no un conocimiento la religión por qué no dudar de ella.” (http://cycmaferfglez.blogspot.com/2014/09/semana-3-la-posibilidad-del.html?showComment=1411926349509#c6811919748936690264)

El segundo problema inherente a las creencias religiosas es esta característica que impide dudar de ellas. Esto establece la resistencia al cambio que en muchas ocasiones es determinante a la hora de las modificaciones sociales. Muchas veces, esta resistencia se muestra con el surgimiento de radicalismos que crean problemas distintos y de gran impacto en las sociedades donde se está gestando el cambio. Es importante entonces que el cambio en cuanto a la epistemología de roles de género no se trate de  imponer de manera coercitiva, sino que sea un proceso que permita el cambio desde debajo de las instituciones tanto religiosas como políticas y sociales.

Y no es solo que el cambiar las ideas de los roles de género y de la superioridad masculina sobre la femenina suponga un cambio liberador para las mujeres. En realidad, supondría un cambio liberador sobre ambas partes, pues el sexo masculino también se encuentra esclavizado por los estándares que tiene que cumplir.

Como menciona Bernardo Paramo Ortega en el Foro sobre Género “Desde un inicio nos predisponen y nos enseñan a que el color rosa siempre será un distintivo para las niñas y el color azul para los varones. Y hasta la misma sociedad en que vivimos nos hace mal interpretar si llegamos a ver a algún ente masculino con un color rosa o a un ente femenino con un color azul.” (http://cursos.iteso.mx/mod/forum/discuss.php?d=93469). En la misma línea y refiriéndose a los estereotipos y juguetes impuestos a las niñas Michelle Lazaro Saucedo menciona “Para mí esto es un enseñarnos desde chiquitas a como ser buenas amas de casa, buenas esposas y hacer lo que se espera de una mujer como hace mil años. Siento que nos preparan para que cocinemos perfecto, cuidemos a los niños y seamos dulces siempre. En cuanto a los juguetes de niños, creo que son mucho más "rudos" y que también reflejan lo que un esposo debería de ser.” (http://cursos.iteso.mx/mod/forum/discuss.php?d=94181)

Desde una perspectiva completamente diferente, Paulina Casillas menciona que “nuestra mente es todo un campo libre en donde no existen caminos ni maneras específicas de hacer las cosas, las posibilidades son infinitas” (https://breakmuppet.wordpress.com/) esto haciendo referencia a las escrituras de Tony Buzan. Si se percibe de esta manera entonces sí es posible modificar nuestras creencias a partir de nuevos estándares y de nuevas realidades.

El problema epistemológico del género ha sido ampliamente tratado por varios autores, entre ellos Martha Leñero en su libro Tercera llamada: orientaciones de género para la vida cotidiana (2010). En éste, Martha menciona que la modificación de los roles de género “implica transformar las relaciones de género desiguales, es decir, las relaciones entre mujeres y hombres basadas en la atribución arbitraria para unas y otros de comportamientos, habilidades, expectativas y toda una serie de imperativos de género que asignan y dictan—de manera desigual e injusta – un lugar en el mundo.”

Así pues, el distinguir y empezar a modificar, en nuestras actitudes y  acciones lo que consideremos como roles de género que implican relaciones de desigualdad y distancia, tendrá el potencial de generar un cambio en nuestros pensamiento y más tarde en nuestras creencias y por lo tanto las creencias de las generaciones futuras.

Ahora bien, la dimensión epistemológica del problema de género no es la única desde la cual se puede analizar y buscar mejorar/cambiar dichas desigualdades. Existe también la dimensión de la cultura, la cual es mucho más amplia y compleja pues incluye todos aquellos factores sociales e históricos que vienen moldeando nuestras maneras de concebir la realidad y las relaciones desde muy pequeños.

La influencia que la cultura ejerce sobre el ser humano es un tema sumamente debatible y en la actualidad, en los círculos teóricos y científicos se han desarrollado dos polos opuestos de pensamiento. Carmen Magallón, en su libro Mujeres en pie de paz (2006) describe la diferencia entre estos dos ejes de pensamiento: “el polo biologista-escencialista, que mantiene que la diferencia biológica conlleva unido un modo de ser distintivo, masculino o femenino, y el polo socio-cultural, que defiende que lo que se entiende por masculino y femenino es una adquisición cultural que ha variado a lo largo de las épocas, que también varía entre las distintas culturas y que dentro de una misma cultura tiene rasgos distintivos en los diversos periodos de la vida (niñez, adolescencia, juventud, madurez y vejez).”

Si nos adscribiéramos a un punto de vista biologista, estaríamos aceptando y propagando una construcción social de desigualdad, mediante la cual nacer mujer ya es nacer inferior. Por lo tanto, preferiremos basar nuestro análisis en el punto de vista socio-cultural el cual presenta un amplio espacio para reflexionar sobre la relación de género tanto históricamente como en la actualidad y especialmente en nuestra sociedad. Éste es también el polo dentro del cual mi compañera Michelle Lázaro ha decidido trabajar, mostrándolo con su afirmación “la forma en que nos sabemos mujer, o nos sabemos hombre, son totalmente construcciones sociales que nos han formado prejuicios e ideas que nos damos por hecho.” (http://michlzro.wordpress.com/2014/09/29/equidad-de-genero-y-distorsion-del-feminismo/). En un siguiente párrafo continua relacionando el problema de género con la sociedad y la cultura: “Somos producto de nuestra cultura y nuestra sociedad (…). Las mujeres y los hombres tenemos ciertos estereotipos y aunque estemos dentro de ellos o no, creo que siempre influyen dentro de nosotros.”

Sin embargo, es inútil hablar de la influencia de la cultura en la concepción genérica de la sociedad cuando no hemos definido primeramente la cultura en sí. Se tomará aquella definición provista por Gilberto Giménez en su escrito Escritos sobre la cultura y las identidades sociales (2007): “la cultura es la  organización social del sentido, interiorizado de modo relativamente estable por los sujetos en forma de esquemas o de representaciones compartidas, y objetivado en formas simbólicas, todo ello en contextos históricamente específicos y socialmente estructurados.”

Así pues, la cultura es una interiorización de la organización social. La cultura no es externa, es interna. La cultura, forma parte de la identidad pues es parte del ser interior. Además, es importante rescatar de esta definición que la cultura es específica a un contexto histórico y social, es decir , que la cultura no es la misma en el siglo XX y en el XXI, o en Francia y en China durante el mismo periodo.

La cultura entonces, depende de la historia y la sociedad. Además, la cultura es moldeadora de identidad. Como se mencionó en un artículo anterior “Tanto la cultura como la identidad influyen en la manera en que los individuos perciben el mundo a su alrededor y por lo tanto en su forma de conocer el mundo.” Una cultura de jerarquías genéricas, una cultura de pautas establecidas para uno u otro género, una cultura en la cual se establezcan estereotipos para lo femenino y lo masculino, es una cultura de desigualdad y de violencia. ¿Por qué violencia? Porque las relaciones de poder son relaciones de violencia en las cuales la parte hegemónica es superior a la parte subalterna y en las cuales  los subalternos se convierten en el “otro” un objeto en lugar de un sujeto. E inevitablemente los “otros” son silenciados, reprimidos y su libertad violentada.

Es de particular importancia la conclusión alcanzada en la entrada sobre cultura y socialización, en la cual se menciona:
Las relaciones de poder de una sociedad son establecidas por la cultura, pero pueden ser modificadas por medio del conocimiento y por lo tanto pueden modificar la concepción cultural de relaciones de poder. Esto es particularmente cierto en el caso de la relación hombre/mujer, una internalización del derecho de la igualdad y equidad puede llevar a un cambio en las relaciones de poder y una transformación de culturas patriarcales a culturas igualitarias.

Así pues, el problema de género, es de carácter principalmente cultural y por lo tanto su solución proviene precisamente de la transformación de dicha cultura de desigualdad. La internalización de distintas pautas que incluyan las expresiones de igualdad, respeto y complementariedad en la diferencia, entre otras.

El reto de nuestro contexto socio-cultural particular, el contexto del aquí y ahora,  consiste en la transformación de la cultura por medio de nuevas pautas surgidas del conocimiento tanto práctico como científico/teórico. Y estas pautas exigen visibilizar las consecuencias negativas de la desigualdad de género. Requieren también un cambio tanto en la concepción de masculino como de femenino, una modificación de la cultura de superioridad/inferioridad, tanto en los cuerpos y mentes de mujeres, como en los de los hombres.

Este cambio debe de ser íntegro y generarse tanto en la parte masculina como en la femenina de la sociedad. Las soluciones simplistas que excluyen al sector masculino a la hora de generar cambios culturales han resultado, en muchos lugares del mundo, más perjudiciales. Y suelen generar mayor violencia en el sector poblacional que no comprende los cambios gestados en su sociedad y que no concibe el empoderamiento femenino como algo más que un desafío a su autoridad. 

Hablando ahora de la dimensión ética del problema en tema, encontramos las amplias implicaciones que tiene la defensa de la igualdad de género y los derechos de la mujer. Aunque se ha mencionado que el problema es principalmente cultural, también se reconoce que dicha cultura genera códigos éticos que modelan el comportamiento de los individuos que a ella pertenecen. Así, encontramos por ejemplo en la defensa de la prohibición de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, argumentos basados en códigos éticos religiosos que consideran un homicidio el aborto inmediatamente tras la concepción. Y es que hablando de ética las divisiones se enturbian y muchas veces es casi imposible distinguir entre lo bueno y lo malo, porque las cosas no solo blancas o negras sino de distintas tonalidades de gris.

Así, los argumentos éticos de distintas partes se construyen a partir de planteamientos culturales y de intereses  políticos. La política es especialmente importante en el tema de género, pues representa relaciones de poder basadas en un patriarcado que por milenios ha prevalecido mediante la explotación de la mitad de la población.

Por otro lado, incluso dentro de las corrientes feministas que abogan por la igualdad de género mediante dialécticas distintas a las hegemónicas existen relaciones de poder que hacen a algunas voces prevalecer sobre las otras. Como menciona Michelle Lázaro en su entrada sobre “La validez del conocimiento y las nuevas epistemologías” (2014), “Desde tiempos tan viejos, lo natural, lo noble, las razas ‘débiles’ poco a poco fueron dejadas de lado y con ello dejamos también mucho conocimiento rezagado” (http://michlzro.wordpress.com/2014/11/25/la-validez-del-conocimiento-y-las-nuevas-epistemologias/) y es que esto aplica también para el feminismo.

El feminismo hegemónico ha sido, desde sus inicios, un feminismo blanco, basado en las dialécticas de mujeres occidentales que ven la opresión del patriarcado como única forma de opresión. La corriente del feminismo postcolonial ha analizado y problematizado dicho fenómeno. Surgido del feminismo chicano, negro e indígena de la década de los setentas. El feminismo postcolonial observa   “otras ausencias sintomáticas en la agenda feminista: el racismo, la lesbofobia, la colonización” (Bidaseca, 2011). Así, explica el feminismo postcolonial,  no existe una única forma de opresión para las mujeres (patriarcado) sino que en las vidas de las mujeres de “tercer mundo” predominan muchas otras opresiones que son, en ocasiones, mucho más fuertes que el patriarcado.

Como se mencionó ya en la entrada de sobre las epistemologías del sur, el feminismo postcolonial representa un excelente ejemplo en el campo de estudios de género sobre las corrientes alternas de pensamiento y conocimiento que cuestionan y retan a las hegemonías reinantes. Se implican dentro de dichos cuestionamientos  la validez de los Derechos Humanos Universales sobre la autodeterminación de los pueblos y se llegan a tratar temas tan complicados y controversiales como la defensa de los derechos de la mujer sobre la defensa de  los derechos culturales de los pueblos y comunidades.

Hablando en términos internacionales, esto temas se conjugan en el debate entre los países occidentales  donde la igualdad de las mujeres se construye con mayor facilidad y los países del mundo árabe y musulmán, donde los dictámenes religiosos imponen una desigualdad cultural y religiosa que de ser modificada a la fuerza rasgaría el tejido comunitario y pondría en peligro el funcionamiento de sociedades enteras.

Especialmente importante dentro de dichos tema y problemática resulta  el surgimiento de las nuevas formas de conocimiento y la masificación tanto de los medios de comunicación como de las fuentes de información. El internet y los medios de  comunicación masiva han contribuido a la posibilidad de la “universalización” del conocimiento. Haciendo posible la transferencia de la información de una manera inmediata, sin importar el lugar y la distancia.

Asimismo, ahora es posible encontrar información de todo tipo. No solamente se registra ya aquellos datos censados y politizados por los medios y corrientes hegemónicos, no existen únicamente textos científicos  y moldeados por la metodología aceptada como verdadera. Se pueden ahora encontrar todo tipo de opiniones, teorías, estudios que problematizan y ayudan en la expansión y enriquecimiento del conocimiento. Wikipedia, como fuente de información mundial y enciclopedia “pública” y gratuita es un buen ejemplo del conocimiento compartido y enriquecido por el conocimiento y creencias de millones de personas.

Especialmente importante resulta lo anterior en la problemática de género, pues permite la lectura, escritura y expansión de las reflexiones y dimensiones del problema, asegurando así el acceso a gran parte de la población mundial y por lo tanto incrementando la conciencia y la posibilidad de modificar la realidad de acuerdo a lo aprendido y compartido.


Referencias:
Bidaseca, K. 2011. “Mujeres Blancas buscando salvar a mujeres de color café”:desigualdad, colonialismo jurídico y feminismo poscolonial. Andamios. Revista de investigación Social. V.8. N.17. Pp. 61-89. D.F. UNAM.
Giménez, Gilberto (2007). Estudios sobre la cultura y las identidades 
sociales, México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente.
La filosofía en el bachillerato. La filosofía de Locke. El conocimiento: niveles y tipos de conocimiento. Disponible en: http://www.webdianoia.com/moderna/locke/locke_fil_conoc.htm
Leñero Llaca, Marta. (2010) Tercera llamada: orientaciones de género para la vida cotidiana. PUEG-UNIFEM. México.

Magañllón, Carmen. (2006). Mujeres en pie de paz. Siglo XXI. Madrid. 

sábado, 22 de noviembre de 2014

El fenómeno Wikipedia

Con la expansión de las redes y  el crecimiento en accesibilidad del internet, las posibilidades de adquisición de información (y/o desinformación) y conocimiento han aumentado de manera paralela. Las fuentes son cada vez mayores y mejor actualizadas y así, las fuentes físicas no tan fácilmente actualizables, pierden poco a poco su utilidad.
La veracidad o exactitud de la información encontrada en internet es muy cuestionable, por lo que las habilidades de investigación que se deben de desarrollar son distintas a las de épocas pasadas. Wikipedia, como una enciclopedia en línea, abierta a los aportes de toda la comunidad de la red (que vaya que es grande) es un medio de información ampliamente controversial. 
Muchos de nosotros hemos sido advertidos de los peligros de utilizar Wikipedia como fuente de información, sobre todo por nuestros profesores y académicos. Sin embargo, en ocasiones, Wikipedia es el único sitio (incluyendo bibliotecas y hemerotecas) donde se puede encontrar un indicio de la existencia de un tema. 
La siguiente pregunta surge entonces ¿Es Wikipedia una fuente válida de conocimiento?
Jimy Wales, cofundador del sitio menciona que su objetivo es permitir el libre acceso a la suma del conocimiento humano. Y ¿Cómo se llega a esa suma? Por medio de la wiki, o la posibilidad de los usuarios a contribuir al contenido e información del sitio. 
Perteneciendo al internet, Wikipedia consigue una extensión y conexión extraordinaria con todo aquellos que circula por el ciberespacio. Esto es algo que menciona Sarah Boxer con respecto a las características propias del internet, que todo esta interconectado, que todo es posible en un mundo de conexión, que el acceso a la información dentro de la red se basa en la asociación que se realiza de sus conceptos. 
Así dentro de la página todas las personas que tienen acceso a la red puede contribuir modificando sus contenidos y por lo tanto expandiendo el conocimiento ahí contenido. Los dueños de la red son los usuarios, los editores  son los usuarios, y los administradores también. Aquellos administradores  en forma solo se encargan de verificar que todo funcione de acuerdo a lo planeado y que las reglas del juego se  estén cumpliendo; en ocasiones, esto implica verificar el contenido y eliminar aquellos artículos spam, así como el bloqueo de los usuarios que no hacen más que desinformar. Además, pueden crear Wikiprojects, o llamar al público a aumentar la información sobre un tema en específico.
Durante la historia de Wikipedia, el tema de la desinformación y de la exactitud de la información ha causado controversia, entre ellas la cuestión del inclusionismo: abarcar cualquier conocimiento o tema por banal que parezca, o el exclusionismo: editar los contenidos de manera más específica de acuerdo a los criterios de fuentes de información con mayor importancia académica. 
Si algo es cierto, es que el inclusionismo en Wikipedia es algo que la ha hecho distinta a las demás fuentes de información y es lo que atrae a muchos de sus usuarios. Un tema puede parecer banal para alguien, pero constituir toda la vida de otra persona. ¿Quién es quién para dictar qué es importante y qué no?
Otra cuestión es la fiabilidad y veracidad de la información contenida en Wikipedia, ¿podemos confiar en el contenido? Para Paul Dugid Wikipedia, como enciclopedia, no puede ser un software libre, pues en su calidad de base de datos e información, necesita de procedimientos de edición y chequeo que anulan el concepto libre del software creado en la comunidad. 
Sin embargo, Manuel Arias Maldonado, autor del artículo Planeta Wikipedia, explica que la veracidad de Wikipedia no es tan importante como su utilidad. Pues aunque su contenido no sea exactamente verídico si es una fuente de conocimiento útil que en su momento puede servir para encontrar mayor información si se sabe buscar con cuidado y seguir las fuentes citadas. Larry Sanger menciona que el conocimiento útil es aquel que sirve, mientras que el conocimiento fiable es aquel que se considera (tal vez por la corriente hegemónica) como verdadero. 
Así pues,Wikipedia contiene conocimiento que puede ser utilizado para llegar a la verdad, o aproximarse a ella, sin necesariamente contenerla toda. Además ¿Qué es la verdad? Relacionando esto con la entrada anterior, la verdad es generalmente considerada según los supuestos de la corriente epistemológica hegemónica:la científica, la europea. Lo que vuelve a Wikipedia una fuente extraordinaria es que debido a sus usuarios y generadores da la posibilidad de acceso a corrientes alternas. El caso del profesor William Connolley es un ejemplo de esto, considerando a dicho científico como la corriente hegemónica y a los escepticos como una corriente alterna. 
Un buen lector de Wikipedia, diría Arias Maldonado, es aquel que accede a la información  y comprueba su veracidad por medio de métodos investigativos alternos, además un buen lector de Wikipedia utiliza el conocimiento ahí incluido para encontrar más información,fuentes y opiniones. Por otro lado, un mal lector cree sin  cuestionamientos en lo escrito por los autores de los artículos y no se esfuerza en buscar más datos, un mal lector considera a Wikipedia como una verdad cuasi-absoluta. 
Es necesario pues, volverse buenos lectores tanto de Wikipedia como de las otras fuentes libres del internet,  no ser crédulos, respaldar la información encontrada, buscar otras opiniones. Utilicemos Wikipedia para acceder a aquella información que no es fácilmente encontrada en fuentes más académicas y rígidas, Wikipedia es una buena fuente de epistemologías del sur. Hagamos de ella un instrumento alterno, complementario pero no totalitario de búsqueda de conocimiento. 

Referencias:
Arias Maldonado, Manuel. 2009. "Planeta Wikipedia". Revista Libros. 155. Disponible en: http://www.elboomeran.com/upload/ficheros/noticias/planeta_wikipedia.pdf

sábado, 15 de noviembre de 2014

Epistemologías del sur y Feminismo poscolonial

El profesor Boaventura de Sousa Santos y Pedro Luis Sotolongo, el primero sociólogo y el segundo físico filósofo, coinciden en la hegemonía de la ciencia como epistemología del conocimiento. La ciencia, instaurada desde hace siglos como la creadora de conocimiento por excelencia, ha moldeado las investigaciones y las búsquedas de conocimiento de distintas maneras.

El conocimiento que se desprende de la ciencia es un conocimiento objetivo, descontextualizado y según la corriente de conocimiento hegemónica, esto es lo que le da su valor: que el sujeto no interviene en el conocimiento del objeto. Así se separa sujeto (estudiante) de objeto (estudiado) y el segundo se vuelve inmóvil. La finalidad de la ciencia, es el conocimiento del objeto para poder controlarlo, dominarlo. La ciencia ha sido el instrumento utilizado por la conquista, por el colonialismo y por el patriarcado, para objetivizar a otros sujetos, para desanimarlos y por lo tanto para controlarlos.

Durante los últimos dos siglos, la epistemología científica se ha visto cuestionada por distintos movimientos sociales, como la bioética y el holismo ambientalista. Además en oposición  al conocimiento científico-occidentalista tenemos a las epistemologías del sur y las epistemologías de Segundo Orden.

Las Epistemologías del Sur refieren a aquellos intentos de pensar la historia a partir del lado nunca contado, el lado de los derrotados, de los oprimidos, de los que sufren injusticias. Es una manera de reclamar la validez de los conocimientos alternos, de los conocimientos generados durante la lucha y tras la lucha por aquellos que resultaron perdedores. Las epistemologías de Segundo Orden refieren a aquellas vertientes de conocimiento que critican y cuestionan los supuestos objetivistas,  dicotomistas y cognoscitivos de la epistemología científica; el Segundo Orden señala sobre todo la  complejidad del mundo como una "realidad de interacciones de redes complejas, emergencia y devenir" (Sotolongo, 2006, pp. 42) y ya no simplemente como un "conjunto de objetos" (Sotolongo, 2006, pp. 42).

Hablando de género, estas concepciones son especialmente importantes y constituyen el núcleo mismo de los estudios de género. El patriarcado es y ha sido la fuerza dominante en un mundo marcado por relaciones de poder injustas. La voz de más de la mitad de la población se ha visto silenciada por la otra mitad y se le han negado, a ambas partes  posibilidades de ser y expresarse que podrían haber cambiado por completo el rumbo de la historia. Así pues el feminismo en sí representa ya una epistemología del sur, pero incluso dentro del feminismo existen corrientes críticas que buscan hablar de aquellas experiencias y relaciones silenciadas dentro del movimiento.

El feminismo poscolonial es particularmente importante en este respecto. Este feminismo nacido principalmente en América Latina en el siglo XX, critica la corriente occidentalista del feminismo por querer homologar las experiencias de todas las mujeres. El feminismo occidental o blanco, dicen, combierte al patriarcado en razón de todas las opresiones y afirma que con su resolución todos los problemas sociales se disolveran, sin embargo, no considera el racismo, el clasismo y el nacionalismo como formas opresivas que afectan a distintas mujeres de distintas maneras. Así, una mujer indígena, o negra, o chicana tiene experiencias muy diferentes que las de la "mujer" por excelencia blanca y se encuentra expuesta a distintas formas de opresión.

El feminismo poscolonial retoma entonces las experiencias de aquellas partes silenciadas dentro de los silenciados, de las mujeres negras, de las mujeres indígenas, de las mujeres migrantes, quienes en la epistemología del feminismo occidental no se sienten identificadas. Es de extrema importancia que se tome en cuenta sus críticas y cuestionamientos para así poder percibir la historia y a los fenómenos sociales de género y opresión de una manera más completa.

En el siguiente link, se encuentra el escrito : "Género y colonialidad: en busca de claves de lectura y de un vocabulario estratégico"de Rita Laura Segato, una feminista latinoamericana muy reconocida que explica  los supuestos de dicha corriente: http://nigs.paginas.ufsc.br/files/2012/09/genero_y_colonialidad_en_busca_de_claves_de_lectura_y_de_un_vocabulario_estrategico_descolonial__ritasegato.pdf

Referencias: 
Sotolongo, Pedro Luis. (2006). "La complejidad y el nuevo ideal de razonamiento" en  La revolución contemporánea del saber y la complejidad social. Pp. 35-45 Disponible en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/campus/soto/sotolongo.pdf

jueves, 6 de noviembre de 2014

Los pueblos autóctonos

Imaginémonos por un momento que todo a lo que pertenecemos desaparece poco a poco. Imaginémonos sabiendo que a nuestra muerte, toda nuestra cultura, aquella en la que nacimos y crecimos morirá también. Imaginémonos como los últimos sobrevivientes de una cultura  milenaria. Imaginemos que nadie esta interesado en preservar nuestro legado. Que nos llaman salvajes. Que al mundo no le importa nuestra desaparición.

Este pudo haber sido el caso de los Amondauas o Uru Eus, uno de los últimos pueblos indígenas brasileños. Tras el contacto con los primeros occidentales en los ochentas,  la población se diezmó debido a las enfermedades introducidas por los occidentales y para las cuales los Amondauas no contaban con protección. Para 1993 solo quedaban 89 de ellos.

El gobierno brasileño, para protegerlos, estableció una protección a su tierra, este territorio tiene el nombre de Tierra Indígena y supuestamente las compañías extractoras de recursos naturales no pueden ingresar a ellas. Se reporta que a partir del establecimiento de esta protección la población de los Amondauas a incrementado; sin embargo su vida ya no es la que era hace 50 años. El contacto con los occidentales los hizo "adelantarse miles de años" de un senton. De no portar mayor vestimenta ahora usan camisas y pantalones y zapatos. Ahora usan el metal. Ahora han visto la televisión. Y sobretodo ahora conocen el mundo externo. Y para muchos de los jóvenes este mundo externo es llamativo y su tribu es para ellos una "barbarie" por lo que salir de ella constituye un progreso. Y al final de cuentas, sin los jóvenes ¿qué es de una sociedad?

El problema ético que este caso presenta es aquel del derecho a la autodeterminación y también del derecho que tiene la humanidad para hacer contacto con pueblos autóctonos e introducir en ellos las modernidades. Pocas veces se pueden predecir las consecuencias de estas acciones. Y en este caso resultaron desastrosas. La forma occidental de percibir el mundo es la de la colonización. Creemos que tenemos el derecho a poseer todo, creemos que la tierra pertenece al Estado solo porque la constitución así lo establece. Es así como se rompen formas milenarias de existencia y se resquebrajan los tejidos que sostienen a comunidades completas.

En el tema de género este dilema es particularmente importante, pues muchas veces se presentan casos que enfrentan los derechos de las mujeres y niñas a los derechos culturales de una sociedad/comunidad. Este dilema se presenta tanto en Estados, como en comunidades autóctonas como lo son las indígenas. Ante claros casos de violación de derechos de mujeres y niñas como el matrimonio forzado/arreglado ¿Qué hacer? ¿Interferir y con dicha intervención violar los derechos otorgados a la comunidad de autodeterminación? ¿No interferir y por lo tanto permitir la perpetuación de estas violaciones?

]Pocas soluciones se han propuesto para estas problemáticas. Sin embargo, una que llama la atención es la de la feminista Rita Laura Segato, en su texto sobre "Género y Colonialidad", Rita  analiza la problemática involucrada y cae en la conclusión de que, aunque el tejido comunitario de los pueblos autóctonos ha sido roto por la colonización eso no les ha borrado la memoria, esa memoria es una memoria cultural que incluye tradiciones y costumbres. Las tradiciones y costumbres son por definición productos de la historia y por lo tanto pueden ser modificados (internamente) por la historia de su colonización. El Estado que comprenda esto, en lugar de imponer su autoridad y el respeto de los derechos será un estado "restituidor de la jurisdicción propia y del fuero comunitario. garante de la deliberación interna, coartada por razones que se vinculan a la propia intervención y administración estatal."Así y por medio de la  jurisdicción interna cada pueblo se encargará de remendar las contradicciones de su discurso interno y eligiendo alternativas que se encuentran presentes del mundo circundante.

De la manera anterior Rita sustituye el "relativismo cultural" por el "pluralismo histórico"  el cual se encuentra siempre expuesto a las influencias del exterior y a los cambios históricos. El pueblo se vuelve así sujeto de su propia historia y constructor de los derechos internos al lado de la nación (unión de pueblos) que lo rodea.

Referencias:
Segato, Rita L. Género y colonialidad: en busca de claves de lectura y de un vocabulario estratégico. Disponible en: http://nigs.paginas.ufsc.br/files/2012/09/genero_y_colonialidad_en_busca_de_claves_de_lectura_y_de_un_vocabulario_estrategico_descolonial__ritasegato.pdf

domingo, 2 de noviembre de 2014

Cuestión de Género, Cuestion de Cultura


Hablar de género en la sociedad actual, sobre todo la occidental, supone hablar de cambios. Durante las últimas décadas se han tratado de obrar cambios tanto en los sistemas locales como en los internacionales para que las mujeres tengan mayor voz y palabra. Algunos de estos cambios han tenido efectos positivos, como el reconocimiento de que los Derechos Humanos (ya no Derechos del hombre) incluyen y no pueden existir sin el reconocimiento e implementación de los derechos de las mujeres.

Sin embargo, la equidad de género no se ha alcanzado en ningún lugar del planeta y debido a que los roles de género siguen teniendo un alto peso en todas las sociedades.  Hablar de género supone  hablar de una relación epistemológica de distancia. Y es que la relación entre lo femenino y lo masculino es una relación de poder que se ha construido a partir de la visión masculina de lo femenino como objeto y no sujeto. Se define aquí el poder como “el acto de hacer sin consultar el hecho; de operar sobre el mundo sin preguntarle su opinión” (Fernández Christlieb) La historia se ha escrito desde el punto de vista masculino y en la mayoría de las sociedades del mundo los roles de género están basados  en la subordinación de los femenino a lo masculino.

El dilema  está en  la transformación de dicha epistemología de poder y distancia, en una epistemología de encantamiento, en la cual ambos sexos sean sujetos. Un nuevo problema surge entonces, ¿Cómo modificar esta carga social y comunitaria que ha estado presente durante siglos? Conjunto a esta pregunta surgen muchas otras que se habían planteado con anterioridad y que tienen que ver con las ideas y las creencias según el reconocido filósofo Ortega y Gasset.

Ortega y Gasset explica sobre las creencias que “No llegamos a ellas tras una faena de entendimiento, sino que operan ya en nuestro fondo cuando nos ponemos a pensar sobre algo” (Ortega y Gasset). Así pues, son cosas que damos por hecho. Son las ideas sobre las cuales vivimos y que según Ortega y Gasset no se ponen en duda. Entonces ¿Los roles de género son creencias? Esto explicaría porque durante  tantos años se haya dado por hecho la inferioridad de las mujeres ante los hombres. Pero esto también supone preguntarse el cómo cambiar las creencias.

Paulina Casillas, en la entrada titulada “Pensaba que creía hasta que lo pensé” en su blog Y así está la cosa (https://breakmuppet.wordpress.com/2014/08/31/pensaba-que-creia-hasta-que-lo-pense/#comments) opina que “no es posible modificar nuestras creencias pero sí que cambien; es decir, el término modificar para mí es algo consiente donde cambias uno o varios aspectos sobre algo específico a conveniencia, pero esto no es posible si no sabes en concreto que es lo quieres cambiar (en este caso las creencias). No obstante el cambio no tiene que ser consiente este simplemente se puede dar.”

Sin embargo, en cuestión de género es necesario que se sea consciente de lo que se desea cambiar. Para lo cual se deben de realizar varias preguntas al respecto. Como ejemplo ¿Qué se quiere lograr al cambiar los roles? ¿Cómo se puede lograr la igualdad sin generar inestabilidades en las sociedades y  las costumbres?  Y además ¿Cómo lograr el cambio en sociedades o culturas condicionadas por creencias religiosas?

Para estudiar la idea de la dificultad presente al tratar con las creencias religiosas tomaremos la definición de conocimiento religioso presente en el texto de Mayagoitia Gonzalez, et al. sobre los tipos de conocimiento. El conocimiento religioso es aquel “basado en un dogma de fe (…) donde no se exige la comprobación de éste y por supuesto donde no se acepta la duda. Todo es producto de una fuerza espiritual superior o divina”.

El problema inicial que se encuentra con las creencias religiosas es si es posible definirlas como “conocimiento”, al respecto John Locke  menciona que “la fe, en cambio, es el asentimiento que otorgamos a cualquier proposición que no esté fundada en deducción racional”, por lo anterior este filósofo no incluye a la fe y a los dogmas religiosos dentro de sus clasificaciones de conocimiento. Al contestar dicha pregunta Mafer Fernandez en su entrada sobre los tipos de conocimiento en su blog Conocimiento y Cultura opina que la religión sí es conocimiento que simplemente no se ha comprobado. Como ella dice “La religión está ahí sin poder mostrar pruebas porque no se han buscado lo suficiente y por otro lado la apuesta de Pascal, que lo complementaría totalmente. Fuera o no un conocimiento la religión por qué no dudar de ella.” (http://cycmaferfglez.blogspot.com/2014/09/semana-3-la-posibilidad-del.html?showComment=1411926349509#c6811919748936690264)

El segundo problema inherente a las creencias religiosas es esta característica que impide dudar de ellas. Esto establece la resistencia al cambio que en muchas ocasiones es determinante a la hora de las modificaciones sociales. Muchas veces, esta resistencia se muestra con el surgimiento de radicalismos que crean problemas distintos y de gran impacto en las sociedades donde se está gestando el cambio. Es importante entonces que el cambio en cuanto a la epistemología de roles de género no se trate de  imponer de manera coercitiva, sino que sea un proceso que permita el cambio desde debajo de las instituciones tanto religiosas como políticas y sociales.

Y no es solo que el cambiar las ideas de los roles de género y de la superioridad masculina sobre la femenina suponga un cambio liberador para las mujeres. En realidad, supondría un cambio liberador sobre ambas partes, pues el sexo masculino también se encuentra esclavizado por los estándares que tiene que cumplir.

Como menciona Bernardo Paramo Ortega en el Foro sobre Género “Desde un inicio nos predisponen y nos enseñan a que el color rosa siempre será un distintivo para las niñas y el color azul para los varones. Y hasta la misma sociedad en que vivimos nos hace mal interpretar si llegamos a ver a algún ente masculino con un color rosa o a un ente femenino con un color azul.” (http://cursos.iteso.mx/mod/forum/discuss.php?d=93469). En la misma línea y refiriéndose a los estereotipos y juguetes impuestos a las niñas Michelle Lazaro Saucedo menciona “Para mí esto es un enseñarnos desde chiquitas a como ser buenas amas de casa, buenas esposas y hacer lo que se espera de una mujer como hace mil años. Siento que nos preparan para que cocinemos perfecto, cuidemos a los niños y seamos dulces siempre. En cuanto a los juguetes de niños, creo que son mucho más "rudos" y que también reflejan lo que un esposo debería de ser.” (http://cursos.iteso.mx/mod/forum/discuss.php?d=94181)

Desde una perspectiva completamente diferente, Paulina Casillas menciona que “nuestra mente es todo un campo libre en donde no existen caminos ni maneras específicas de hacer las cosas, las posibilidades son infinitas” (https://breakmuppet.wordpress.com/) esto haciendo referencia a las escrituras de Tony Buzan. Si se percibe de esta manera entonces sí es posible modificar nuestras creencias a partir de nuevos estándares y de nuevas realidades.

El problema epistemológico del género ha sido ampliamente tratado por varios autores, entre ellos Martha Leñero en su libro Tercera llamada: orientaciones de género para la vida cotidiana (2010). En éste, Martha menciona que la modificación de los roles de género “implica transformar las relaciones de género desiguales, es decir, las relaciones entre mujeres y hombres basadas en la atribución arbitraria para unas y otros de comportamientos, habilidades, expectativas y toda una serie de imperativos de género que asignan y dictan—de manera desigual e injusta – un lugar en el mundo.”

Así pues, el distinguir y empezar a modificar, en nuestras actitudes y  acciones lo que consideremos como roles de género que implican relaciones de desigualdad y distancia, tendrá el potencial de generar un cambio en nuestros pensamiento y más tarde en nuestras creencias y por lo tanto las creencias de las generaciones futuras.

Ahora bien, la dimensión epistemológica del problema de género no es la única desde la cual se puede analizar y buscar mejorar/cambiar dichas desigualdades. Existe también la dimensión de la cultura, la cual es mucho más amplia y compleja pues incluye todos aquellos factores sociales e históricos que vienen moldeando nuestras maneras de concebir la realidad y las relaciones desde muy pequeños.

La influencia que la cultura ejerce sobre el ser humano es un tema sumamente debatible y en la actualidad, en los círculos teóricos y científicos se han desarrollado dos polos opuestos de pensamiento. Carmen Magallón, en su libro Mujeres en pie de paz (2006) describe la diferencia entre estos dos ejes de pensamiento: “el polo biologista-escencialista, que mantiene que la diferencia biológica conlleva unido un modo de ser distintivo, masculino o femenino, y el polo socio-cultural, que defiende que lo que se entiende por masculino y femenino es una adquisición cultural que ha variado a lo largo de las épocas, que también varía entre las distintas culturas y que dentro de una misma cultura tiene rasgos distintivos en los diversos periodos de la vida (niñez, adolescencia, juventud, madurez y vejez).”

Si nos adscribiéramos a un punto de vista biologista, estaríamos aceptando y propagando una construcción social de desigualdad, mediante la cual nacer mujer ya es nacer inferior. Por lo tanto, preferiremos basar nuestro análisis en el punto de vista socio-cultural el cual presenta un amplio espacio para reflexionar sobre la relación de género tanto históricamente como en la actualidad y especialmente en nuestra sociedad. Éste es también el polo dentro del cual mi compañera Michelle Lázaro ha decidido trabajar, mostrándolo con su afirmación “la forma en que nos sabemos mujer, o nos sabemos hombre, son totalmente construcciones sociales que nos han formado prejuicios e ideas que nos damos por hecho.” (http://michlzro.wordpress.com/2014/09/29/equidad-de-genero-y-distorsion-del-feminismo/). En un siguiente párrafo continua relacionando el problema de género con la sociedad y la cultura: “Somos producto de nuestra cultura y nuestra sociedad (…). Las mujeres y los hombres tenemos ciertos estereotipos y aunque estemos dentro de ellos o no, creo que siempre influyen dentro de nosotros.”

Sin embargo, es inútil hablar de la influencia de la cultura en la concepción genérica de la sociedad cuando no hemos definido primeramente la cultura en sí. Se tomará aquella definición provista por Gilberto Giménez en su escrito Escritos sobre la cultura y las identidades sociales (2007): “la cultura es la  organización social del sentido, interiorizado de modo relativamente estable por los sujetos en forma de esquemas o de representaciones compartidas, y objetivado en formas simbólicas, todo ello en contextos históricamente específicos y socialmente estructurados.”

Así pues, la cultura es una interiorización de la organización social. La cultura no es externa, es interna. La cultura, forma parte de la identidad pues es parte del ser interior. Además, es importante rescatar de esta definición que la cultura es específica a un contexto histórico y social, es decir , que la cultura no es la misma en el siglo XX y en el XXI, o en Francia y en China durante el mismo periodo.

La cultura entonces, depende de la historia y la sociedad. Además, la cultura es moldeadora de identidad. Como se mencionó en un artículo anterior “Tanto la cultura como la identidad influyen en la manera en que los individuos perciben el mundo a su alrededor y por lo tanto en su forma de conocer el mundo.” Una cultura de jerarquías genéricas, una cultura de pautas establecidas para uno u otro género, una cultura en la cual se establezcan estereotipos para lo femenino y lo masculino, es una cultura de desigualdad y de violencia. ¿Por qué violencia? Porque las relaciones de poder son relaciones de violencia en las cuales la parte hegemónica es superior a la parte subalterna y en las cuales  los subalternos se convierten en el “otro” un objeto en lugar de un sujeto. E inevitablemente los “otros” son silenciados, reprimidos y su libertad violentada.

Es de particular importancia la conclusión alcanzada en la entrada sobre cultura y socialización, en la cual se menciona:
Las relaciones de poder de una sociedad son establecidas por la cultura, pero pueden ser modificadas por medio del conocimiento y por lo tanto pueden modificar la concepción cultural de relaciones de poder. Esto es particularmente cierto en el caso de la relación hombre/mujer, una internalización del derecho de la igualdad y equidad puede llevar a un cambio en las relaciones de poder y una transformación de culturas patriarcales a culturas igualitarias.

Así pues, el problema de género, es de carácter principalmente cultural y por lo tanto su solución proviene precisamente de la transformación de dicha cultura de desigualdad. La internalización de distintas pautas que incluyan las expresiones de igualdad, respeto y complementariedad en la diferencia, entre otras.

El reto de nuestro contexto socio-cultural particular, el contexto del aquí y ahora,  consiste en la transformación de la cultura por medio de nuevas pautas surgidas del conocimiento tanto práctico como científico/teórico. Y estas pautas exigen visibilizar las consecuencias negativas de la desigualdad de género. Requieren también un cambio tanto en la concepción de masculino como de femenino, una modificación de la cultura de superioridad/inferioridad, tanto en los cuerpos y mentes de mujeres, como en los de los hombres.

Este cambio debe de ser íntegro y generarse tanto en la parte masculina como en la femenina de la sociedad. Las soluciones simplistas que excluyen al sector masculino a la hora de generar cambios culturales han resultado, en muchos lugares del mundo, más perjudiciales. Y suelen generar mayor violencia en el sector poblacional que no comprende los cambios gestados en su sociedad y que no concibe el empoderamiento femenino como algo más que un desafío a su autoridad. 

Referencias:
Giménez, Gilberto (2007). Estudios sobre la cultura y las identidades 
sociales, México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente.
La filosofía en el bachillerato. La filosofía de Locke. El conocimiento: niveles y tipos de conocimiento. Disponible en: http://www.webdianoia.com/moderna/locke/locke_fil_conoc.htm
Leñero Llaca, Marta. (2010) Tercera llamada: orientaciones de género para la vida cotidiana. PUEG-UNIFEM. México.

Magallón, Carmen. (2006). Mujeres en pie de paz. Siglo XXI. Madrid. 

domingo, 26 de octubre de 2014

La miseria: una herencia


"Los herederos" es un documental realizado por Eugenio Polgovsky en el cual se relata el trabajo de niños mexicanos que viven en la miseria.
Durante el documental que transcurre en su mayoría sin narración se observa a los niños en sus jornadas diarias, durante las cuales trabajan el campo, dirigen el ganado, cargan leña, tejen, preparan la comida de todos los días (tortillas y frijoles por lo general), cuidan a sus hermanos y buscan y cargan agua.
"Los herederos" es la historia de la niñez de las personas en la pobreza extrema en el México actual, pero es también la historia de la niñez de sus padres, abuelos y bisabuelos. Es la historia de familias que lo único que heredan a sus descendientes es la miseria. Es una historia repetida, que transcurre sin apenas cambios, donde el status quo apenas y se rompe.
Nosotros, los de la clase media a alta, los habitantes de ciudades y poblados más o menos desarrollados, solemos imaginarnos a menudo que dejaremos a nuestros hijos algo más de lo que nuestros padres nos dejaron a nosotros, para eso, trabajamos todas nuestras vidas  para superarnos y lograr alcanzar nuevas metas. Rara o ninguna vez nos imaginamos una vida donde las posibilidades de superación sean nulas, la cultura que hemos heredado es una cultura de posibilidades. No nos imaginamos una cultura hecha a base del trabajo inacabable desde niños, donde tenemos que trabajar cada día y cada hora para poder tener algo que comer. No nos imaginamos una cultura. un lugar, un espacio/tiempo en el cual no podamos  llegar a ser más de lo que somos, y no por falta de voluntad , sino llana y simplemente por falta de posibilidad y libertad.
No nos imaginamos una cultura donde la injusticia sea parte inalienable de nuestras vidas, donde cada día nos paguen infinitamente menos de lo que trabajamos, donde el pan no es de cada día.
No nos imaginamos una cultura, una idiosincrasia en la cual no tengamos tiempo siquiera de pensar en demandar algo más, porque con el trabajo físico y psicológico de todos los días apenas y quedan energías para otras cosas.
Vivimos en un espacio plagado de posibilidades y aunque experimentemos la injusticia una que otra vez, casi nunca se vuelve ésta algo cotidiano, pues tenemos la fuerza (y esta fuerza viene de no agotar toda nuestras energías en trabajar para sobrevivir, no de que seamos internamente más fuertes que las personasen la miseria) para demandar un cambio, para pedir mayores oportunidades, para la superación y el cambio continuo.
En relación con el tema de género, es posible que de no vivir en este espacio-tiempo jamás nos llegaríamos a cuestionar las desigualdades inherentes del sistema patriarcal y es precisamente por esto que las condiciones de las mujeres en el campo no cambian, apenas hay posibilidad de modificación y de cuestionamiento en una vida donde cada minuto y cada gota de energía se pasa tratando de sobrevivir.